El cuerpo y los canales sensoriales son, desde distintas corrientes filosóficas y religiosas, un camino para la búsqueda de la interioridad y la espiritualidad. Desde esta mirada, no puede haber escisión entre cuerpo y alma.
Dicha ligazón nos constituye, y funda el encuentro profundo al que puede accederse con la práctica de la eutonía, que convoca a la toma de conciencia corporal, y la búsqueda del desarrollo de la sensibilidad, esto es, la capacidad de sentir propia de los seres animados (del latín anima, alma); sentir los estímulos de la propia interioridad y del entorno. Se trata de experimentar lo sagrado que nos habita a través de la maravilla de la percepción sensorial consciente y el disfrute del propio cuerpo. Este modo de vivir lo corporal y lo sensorial, conlleva un gozo real, no superficial o ficticio, y puede ser el camino de acceso a la interioridad, que se vincula con el contento. Esta palabra proviene del latín contentus, del verbo continere, contener-se, tener-se a sí mismo. Estar satisfecho íntimamente, a través de las circunstancias vitales, como repetía agradecido San Alberto Hurtado (1901-1952): “contento, Señor, contento”.
La alegría o contento no es un estado, sino una actitud vital, punto de partida para muchas tradiciones hacia la felicidad o el encuentro del sentido de la vida. Y esa actitud vital, puede ser cultivada intencional y conscientemente, con su práctica. Esa práctica de la alegría en lo cotidiano y en la vincularidad, se manifiesta en la flexibilidad, la capacidad de adaptación a lo que la vida nos trae —que no es resignación, ni acomodación, sino aceptación gentil de lo que es y agradecimiento—. La eutonía estimula esta actitud desde lo corporal, en la experiencia de moverse libremente, con diferentes ritmos, al vivenciar la fluctuación del tono, danzar solo, o en contacto con otros, adaptándose a otros ritmos y tonos, respetando el propio. “Sé vivir en la pobreza y sé vivir en la prosperidad” (Filipenses 4-12) ¡Bailar con la música que nos toca!
La disposición vital referida, también implica la posibilidad de soltar, no ofrecer resistencia a lo que es, la no-acción (wu-wei, del taoísmo) que en eutonía es la experiencia de la pasividad. El aprendizaje invita a no oponerse a los sucesos, con fuerza y desgaste inútil; a estar atentos y modificar aquellos hábitos conductuales y emocionales de querer poseer, de controlar todo, y de no querer perder nada.
Confiar en los procesos, aquieta la ansiedad y el temor.
Otro aspecto de la práctica de la alegría que puede cultivarse con la eutonía, es el registro corporal con atención y conciencia, de los hábitos posturales que conllevan una actitud de cierre ante el mundo, los otros y la vida. Y paralelamente, explorar conscientemente, posiciones de apertura corporal, chequeando sus efectos en la emoción y la vincularidad. Más profundamente, este registro puede llevar a un darse cuenta del grado de apertura mental propio, observando las propias cerrazones, obstinaciones e intransigencias…
El dolor, la tristeza, la soledad son maestros de vida, pero también la alegría, el gozo y el contento traen aprendizaje.
EUTONÍA Y AMOR A UNO MISMO
Amistad incondicional con uno mismo como punto de partida
La amistad incondicional con uno mismo es el punto de partida para la construcción del amor a sí mismo, y éste, el anclaje para el despliegue personal, en todas las áreas de la vida: pareja, familia, amistad, desarrollo personal y profesional, crecimiento espiritual…Es una práctica cotidiana, que invita a ejercer un modo de estar con uno mismo, tal como acompañaríamos a un amigo querido; tratarse con ternura y compasión, sin críticas despiadadas, sin rencores ni vanidades que distorsionen nuestras verdaderas maravillas…
Hace poco conocí un término proveniente del budismo que sintetiza bellamente este concepto y esta práctica: MAITRI: es el amor compasivo que nos abre el camino, que nos lleva a la alegría, el cual podríamos recorrer con curiosidad de conocernos, suavidad, bondad y apertura… Pema Chodrón, en su libro “La sabiduría de la no-evasión. …” toma y desarrolla este concepto. Allí expresa que una de las fuentes del sufrimiento humano es el “deseo de ser mejores” o de “cambiar”. Y ese “anhelo” conlleva una auto agresión. En vez de intentar cambiar o liberarnos de lo que somos, el camino que ella propone va en otro sentido: es hacernos más conscientes cada vez de lo que somos, de lo que hacemos…Observarnos con claridad y compasión. Así, ver de ese modo aún nuestras zonas más oscuras, nuestras limitaciones, para soltarlas después, sin aferrarnos a ellas. Al observar con suavidad nuestras sensaciones, emociones, sentimientos tal como son ahora, la transformación va sucediendo por sí sola, sin metas, sin prisas.
Es aquí donde creo que el trabajo en eutonía tiene mucho para aportar…La práctica de MAITRI implica como fundamento esencial esa actitud gentil –eutónica!!! –, incluso ante lo que no nos gusta de nosotros mismos o de lo que sentimos…Tenerse paciencia, como la tendríamos con alguien querido (¿Podremos transformarnos en“un ser querido” para nosotros mismos?)…Fortalecer “el yo-observador” propio de la mirada eutónica, cuya característica es la neutralidad, en idéntico sentido en el que hablamos de incondicionalidad, esto es, sin juzgar, con aceptación de lo que es, sin interpretar o rotular…La escucha abierta a uno mismo, la observación de los procesos mentales, de los contenidos internos.
Esa conciencia despierta y alerta que percibe, no ceñida a la mente, sino desde el ser, capturando sensaciones, emociones, sentimientos, intuiciones es la que puede ayudarnos en esta práctica cotidiana y tal vez, nunca acabada, de la aceptación de uno mismo…Y aceptar, es darse cuenta de lo que es, de lo que sucede, sin negarlo, sin ocultarlo, sin justificarlo. Es la legitimación de lo que se manifiesta, sin disfraces, asumiendo la responsabilidad de lo que somos y lo que sentimos. Y aquí quiero recordar que “respons-abilidad” viene de “responder con habilidad”…Entonces esto implicará hacernos cargo de nosotros mismos, ELEGIR y actuar en consecuencia, de manera auténtica, en el sentido de que nuestra conducta esté en congruencia con lo que tal vez mecánicamente hubiésemos preferido no ver…Al decir de Jean Paul Sartre, desde el existencialismo, esto es actuar con buena fe, elegir desde la autenticidad del ser, sin mentirse. - De lo contrario, corremos el riesgo de que eso que negamos se exprese sintomáticamente, o bien lo proyectemos en el entorno
¿CÓMO SUCEDE EL CAMBIO? El efecto trasmutador del contacto eutónico con el ser, puede explicarse por el hecho de que vivir con actitud eutónica o en contacto con nuestro ser desde cualquier otra disciplina que ésto proponga, produce paulatinamente, dos efectos descriptos por algunas vertientes de la psicología:
1- AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL: La observación de todo lo que sucede en nuestro interior, sin resistencia, produce una regulación de la psique, y la posibilidad de elección consciente de una conducta integrada y congruente. Dejar ser lo que es internamente, da como resultado un equilibrio emocional, y la perspectiva de actuar con discernimiento, y coherencia.
2- DESIDENTIFICACIÓN: El cese de la lucha interna con lo que somos o lo que sentimos, provoca un aquietamiento, y el hallazgo de un espacio interno que no sufre la conmoción. Observar cada emoción o determinada característica personal, como una parte de todo lo demás que somos, permite despegarnos de aquello en lo que estamos envueltos, no ser sólo eso que sentimos, sino mucho más. Hallar el observador consciente que está detrás de todo lo pasajero nos conecta con el ser más profundo que hay detrás de la diaria agitación.
La amistad incondicional con uno mismo es el punto de partida para la construcción del amor a sí mismo, y éste, el anclaje para el despliegue personal, en todas las áreas de la vida: pareja, familia, amistad, desarrollo personal y profesional, crecimiento espiritual…Es una práctica cotidiana, que invita a ejercer un modo de estar con uno mismo, tal como acompañaríamos a un amigo querido; tratarse con ternura y compasión, sin críticas despiadadas, sin rencores ni vanidades que distorsionen nuestras verdaderas maravillas…
Hace poco conocí un término proveniente del budismo que sintetiza bellamente este concepto y esta práctica: MAITRI: es el amor compasivo que nos abre el camino, que nos lleva a la alegría, el cual podríamos recorrer con curiosidad de conocernos, suavidad, bondad y apertura… Pema Chodrón, en su libro “La sabiduría de la no-evasión. …” toma y desarrolla este concepto. Allí expresa que una de las fuentes del sufrimiento humano es el “deseo de ser mejores” o de “cambiar”. Y ese “anhelo” conlleva una auto agresión. En vez de intentar cambiar o liberarnos de lo que somos, el camino que ella propone va en otro sentido: es hacernos más conscientes cada vez de lo que somos, de lo que hacemos…Observarnos con claridad y compasión. Así, ver de ese modo aún nuestras zonas más oscuras, nuestras limitaciones, para soltarlas después, sin aferrarnos a ellas. Al observar con suavidad nuestras sensaciones, emociones, sentimientos tal como son ahora, la transformación va sucediendo por sí sola, sin metas, sin prisas.
Es aquí donde creo que el trabajo en eutonía tiene mucho para aportar…La práctica de MAITRI implica como fundamento esencial esa actitud gentil –eutónica!!! –, incluso ante lo que no nos gusta de nosotros mismos o de lo que sentimos…Tenerse paciencia, como la tendríamos con alguien querido (¿Podremos transformarnos en“un ser querido” para nosotros mismos?)…Fortalecer “el yo-observador” propio de la mirada eutónica, cuya característica es la neutralidad, en idéntico sentido en el que hablamos de incondicionalidad, esto es, sin juzgar, con aceptación de lo que es, sin interpretar o rotular…La escucha abierta a uno mismo, la observación de los procesos mentales, de los contenidos internos.
Esa conciencia despierta y alerta que percibe, no ceñida a la mente, sino desde el ser, capturando sensaciones, emociones, sentimientos, intuiciones es la que puede ayudarnos en esta práctica cotidiana y tal vez, nunca acabada, de la aceptación de uno mismo…Y aceptar, es darse cuenta de lo que es, de lo que sucede, sin negarlo, sin ocultarlo, sin justificarlo. Es la legitimación de lo que se manifiesta, sin disfraces, asumiendo la responsabilidad de lo que somos y lo que sentimos. Y aquí quiero recordar que “respons-abilidad” viene de “responder con habilidad”…Entonces esto implicará hacernos cargo de nosotros mismos, ELEGIR y actuar en consecuencia, de manera auténtica, en el sentido de que nuestra conducta esté en congruencia con lo que tal vez mecánicamente hubiésemos preferido no ver…Al decir de Jean Paul Sartre, desde el existencialismo, esto es actuar con buena fe, elegir desde la autenticidad del ser, sin mentirse. - De lo contrario, corremos el riesgo de que eso que negamos se exprese sintomáticamente, o bien lo proyectemos en el entorno
¿CÓMO SUCEDE EL CAMBIO? El efecto trasmutador del contacto eutónico con el ser, puede explicarse por el hecho de que vivir con actitud eutónica o en contacto con nuestro ser desde cualquier otra disciplina que ésto proponga, produce paulatinamente, dos efectos descriptos por algunas vertientes de la psicología:
1- AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL: La observación de todo lo que sucede en nuestro interior, sin resistencia, produce una regulación de la psique, y la posibilidad de elección consciente de una conducta integrada y congruente. Dejar ser lo que es internamente, da como resultado un equilibrio emocional, y la perspectiva de actuar con discernimiento, y coherencia.
2- DESIDENTIFICACIÓN: El cese de la lucha interna con lo que somos o lo que sentimos, provoca un aquietamiento, y el hallazgo de un espacio interno que no sufre la conmoción. Observar cada emoción o determinada característica personal, como una parte de todo lo demás que somos, permite despegarnos de aquello en lo que estamos envueltos, no ser sólo eso que sentimos, sino mucho más. Hallar el observador consciente que está detrás de todo lo pasajero nos conecta con el ser más profundo que hay detrás de la diaria agitación.
EMBARAZO Y NACIMIENTO: NOVEDOSO MÉTODO
El Método Frida Kaplan
Es una actividad para transitar con plenitud tu embarazo, estés sola o en pareja.
Las clases del Método te dan un aprendizaje corporal útil para este momento único en tu vida y para el nacimiento de tu bebé.
En cada clase, individual o grupal, los objetivos son:
- La preparación física y emocional para el nacimiento de tu hijo/a.
- Aliviar zonas de dolor y molestias en tu cuerpo durante el embarazo.
- Tomar conciencia de tu cuerpo, en especial, del espacio pélvico donde crece tu bebé, y
del suelo pélvico por el que nacerá en caso de parto natural, y también prepararte adecuadamente si tenés que recurrir a cesárea.
- Encontrar la posibilidad de moverte con más seguridad y comodidad, y mejorar la postura corporal.
- Brindar herramientas prácticas de fácil aplicación, para vos y tu pareja, a utilizar durante las contracciones y el pujo, para iniciar desde el comienzo, un vínculo hermoso.
- Favorecer el contacto con vos misma, tu cuerpo, tu pareja y tu hijo/a.
La espera de tu hijo/a es un momento especial, ¡vivilo plenamente!
Es una actividad para transitar con plenitud tu embarazo, estés sola o en pareja.
Las clases del Método te dan un aprendizaje corporal útil para este momento único en tu vida y para el nacimiento de tu bebé.
En cada clase, individual o grupal, los objetivos son:
- La preparación física y emocional para el nacimiento de tu hijo/a.
- Aliviar zonas de dolor y molestias en tu cuerpo durante el embarazo.
- Tomar conciencia de tu cuerpo, en especial, del espacio pélvico donde crece tu bebé, y
del suelo pélvico por el que nacerá en caso de parto natural, y también prepararte adecuadamente si tenés que recurrir a cesárea.
- Encontrar la posibilidad de moverte con más seguridad y comodidad, y mejorar la postura corporal.
- Brindar herramientas prácticas de fácil aplicación, para vos y tu pareja, a utilizar durante las contracciones y el pujo, para iniciar desde el comienzo, un vínculo hermoso.
- Favorecer el contacto con vos misma, tu cuerpo, tu pareja y tu hijo/a.
La espera de tu hijo/a es un momento especial, ¡vivilo plenamente!
EUTONÍA ¿Para qué? ¿Para quienes? ¿Cuándo?
Ningún encuentro sucede por casualidad. No es casual que estés leyendo estas líneas, ni que estemos hoy aquí, reunidos en torno de este fogón imaginario. Infinitas causas y concausas, elecciones individuales, decisiones se fueron entretejiendo hasta encontrarnos en este instante, único. Hay algo entre nosotros que nos une, nos congrega en comunión, común-unión: si llegamos hasta aquí, es porque somos esencialmente buscadores. Diría con certeza, que todos llegamos hasta aquí con alguna pregunta o miles de ellas; una inquietud por responder, un dolor físico, una tristeza, algo que nos conmueve, o aun la búsqueda de sentido. Y ninguna indagación es superflua ni vana…Esa es nuestra común-unión: compartimos el anhelo de la búsqueda. En tal sentido, no estamos solos.
¿Qué puede aportar la eutonía a nuestra búsqueda? Creo que ella nos da el punto de partida esencial, compartido por muchas disciplinas orientales y occidentales: el aquí y ahora. La atención que convoca, nos sitúa en el llamado estado de alerta plena. La puerta de acceso a ese estado —en eutonía— es lo corporal: el registro del cuerpo, las sensaciones, las repercusiones corporales del sentir, hallando qué es lo que impacta, cómo impacta, y la posibilidad de intervenir conscientemente ante lo hallado. Aporta la conciencia desde el sentir, desde lo corporal, el material sensible con el que llegamos al mundo para este tránsito humano.
La eutonía aporta el discernimiento, la claridad de los sentires, que a veces son marañas inexplicables, inentendibles que nos toman y nos manejan como títeres. Impulsos, emociones, desbordes que nos alejan del sentimiento real, que agobian, desnutren el amor hacia uno mismo y a los otros, creando abismos infranqueables en los vínculos.
El registro corporal nos trae necesariamente el AQUÍ Y AHORA; nos centra, nos vuelve al eje, al encuentro del yo, del sí mismo, del alma, del ser, de la sabiduría interna, cualquiera sea el nombre que cada uno elija según creencias o ideologías, para nombrar ese contacto interno.
No es egoísmo. Es profundidad, contacto interno que encamina a ir hallando la coherencia entre el sentir y el hacer, tarea nada sencilla…Es herramienta para actuar con autenticidad, es decir, ser uno mismo, no traicionarse.
No se trata ir cometiendo “sincericidios” o actos de crueldad, porque es lo “que siento”. Es indagar en lo íntimo, y desde allí, accionar con discernimiento y “tacto” hacia lo que sea auténtico, sea una caricia, un límite, un reclamo, un acercamiento, un adiós, un agradecimiento, una disculpa, un perdón. Con lo cual, esta mirada interna, no nos aleja del otro, sino lo contrario, nos invita a un cuidado en los vínculos.
No es aislamiento, o ensoñación, que nos encapsula lejos del otro o lejos del mundo, sino todo lo contrario, mayor contacto con los vínculos elegidos conscientemente (o re-elegidos), con discernimiento, intención y libertad. Y libertad también con respecto a nuestras propias cadenas, esas del impulso, la emoción desbordada, los patrones de conducta, los patrones emocionales…
Lo aprendido, mejor dicho, lo aprehendido, en un taller o una clase de eutonía, se instala… se lleva incorporado, in-corporado, en el cuerpo, y me refiero a nuestra integridad de cuerpo, emociones, sensaciones, alma… Eso irá apareciendo en el vivir cotidiano, casi sin pensarlo, o a veces de manera consciente, trayéndolo en distintos momentos. Se irá haciendo el hábito —muchos ya lo conocen— de lo in-corporado, cinco o diez minutos en el día, o en el transcurso mismo de lo cotidiano. Se va asumiendo “la vida como monasterio”, como práctica diaria, el estar presente en cada instante de la vida. No es necesario un lugar o un tiempo. Es llevarse consigo mismo a donde quiera que vayamos. No vale la asepsia de un laboratorio, sino la propuesta es hacer un laboratorio de lo cotidiano. Labor-oratorio, labor, trabajo, en el sentido de dedicación a una tarea, en oración, en el sentido de recogimiento, manteniendo la mirada interna en el devenir diario; comunión con uno mismo, con Dios, con el Universo, con el alma, según cada cual lo nombre. Cada uno elije cuando practicar su monasterio, su laboratorio…Y la buena nueva es que si bien la búsqueda es personal, no estamos solos en el anhelo.
Somos una gran trama humana, unida por hebras invisibles, en la misma pasión que es para mí, honrar la vida.
Eut.Leticia Aldax
¿Qué puede aportar la eutonía a nuestra búsqueda? Creo que ella nos da el punto de partida esencial, compartido por muchas disciplinas orientales y occidentales: el aquí y ahora. La atención que convoca, nos sitúa en el llamado estado de alerta plena. La puerta de acceso a ese estado —en eutonía— es lo corporal: el registro del cuerpo, las sensaciones, las repercusiones corporales del sentir, hallando qué es lo que impacta, cómo impacta, y la posibilidad de intervenir conscientemente ante lo hallado. Aporta la conciencia desde el sentir, desde lo corporal, el material sensible con el que llegamos al mundo para este tránsito humano.
La eutonía aporta el discernimiento, la claridad de los sentires, que a veces son marañas inexplicables, inentendibles que nos toman y nos manejan como títeres. Impulsos, emociones, desbordes que nos alejan del sentimiento real, que agobian, desnutren el amor hacia uno mismo y a los otros, creando abismos infranqueables en los vínculos.
El registro corporal nos trae necesariamente el AQUÍ Y AHORA; nos centra, nos vuelve al eje, al encuentro del yo, del sí mismo, del alma, del ser, de la sabiduría interna, cualquiera sea el nombre que cada uno elija según creencias o ideologías, para nombrar ese contacto interno.
No es egoísmo. Es profundidad, contacto interno que encamina a ir hallando la coherencia entre el sentir y el hacer, tarea nada sencilla…Es herramienta para actuar con autenticidad, es decir, ser uno mismo, no traicionarse.
No se trata ir cometiendo “sincericidios” o actos de crueldad, porque es lo “que siento”. Es indagar en lo íntimo, y desde allí, accionar con discernimiento y “tacto” hacia lo que sea auténtico, sea una caricia, un límite, un reclamo, un acercamiento, un adiós, un agradecimiento, una disculpa, un perdón. Con lo cual, esta mirada interna, no nos aleja del otro, sino lo contrario, nos invita a un cuidado en los vínculos.
No es aislamiento, o ensoñación, que nos encapsula lejos del otro o lejos del mundo, sino todo lo contrario, mayor contacto con los vínculos elegidos conscientemente (o re-elegidos), con discernimiento, intención y libertad. Y libertad también con respecto a nuestras propias cadenas, esas del impulso, la emoción desbordada, los patrones de conducta, los patrones emocionales…
Lo aprendido, mejor dicho, lo aprehendido, en un taller o una clase de eutonía, se instala… se lleva incorporado, in-corporado, en el cuerpo, y me refiero a nuestra integridad de cuerpo, emociones, sensaciones, alma… Eso irá apareciendo en el vivir cotidiano, casi sin pensarlo, o a veces de manera consciente, trayéndolo en distintos momentos. Se irá haciendo el hábito —muchos ya lo conocen— de lo in-corporado, cinco o diez minutos en el día, o en el transcurso mismo de lo cotidiano. Se va asumiendo “la vida como monasterio”, como práctica diaria, el estar presente en cada instante de la vida. No es necesario un lugar o un tiempo. Es llevarse consigo mismo a donde quiera que vayamos. No vale la asepsia de un laboratorio, sino la propuesta es hacer un laboratorio de lo cotidiano. Labor-oratorio, labor, trabajo, en el sentido de dedicación a una tarea, en oración, en el sentido de recogimiento, manteniendo la mirada interna en el devenir diario; comunión con uno mismo, con Dios, con el Universo, con el alma, según cada cual lo nombre. Cada uno elije cuando practicar su monasterio, su laboratorio…Y la buena nueva es que si bien la búsqueda es personal, no estamos solos en el anhelo.
Somos una gran trama humana, unida por hebras invisibles, en la misma pasión que es para mí, honrar la vida.
Eut.Leticia Aldax
¿Cuándo hacer un taller de psicodrama?
Los talleres son un lugar nuevo, creativo y diferente para encontrarse con uno mismo.
Te daré algunos ítems para ver si es el momento indicado para empezar; puedes elegir cuál es el motivo con el que más te identificas o crear uno nuevo:
Cuando se hace una re visión de la vida, se quiere hacer algo diferente y no se sabe qué hacer
Cuando se quiere meditar, hacer terapia, teatro, canto y TODO NO ES posible para la persona por sus tiempos o demás cuestiones
Cuando hay necesidad de hacer algo grupal como meditaciones o charlas terapéuticas y no se sabe dónde ir
Cuando se desea explorar el mundo interno
Cuando se aprecia las leyes metafísicas y el poder del pensamiento
Cuando hay una responsabilidad por el generar una realidad diferente y personalizada
Cuando se quieren crear nuevas rutinas, salir de hábitos tóxicos y dar un salto
Cuando se desea explorar la creatividad propia
Cuando se está en proceso de transformación
Cuando se quieren elaborar problemas, situaciones repetitivas y se necesita salir de las mismas.
Por otro lado, me queda decirte la importancia de la OBSERVACIÓN, LA ESCUCHA Y EL CAMINO.
Porque cuando la persona se corre de “lo problemático”, se cansa de ser ella misma víctima y padecer las situaciones hay una gran apertura mental para descubrir el tesoro. La llave de ir hacia adentro, escucharse y tomar lo negativo que nos sucede como punto de partida; eso hace que pueda transformarse e ir hacia la esencia de cada uno. Pasar del no contestar a contestar, del silenciar a hablar, del sufrir a vivir, del tener miedos a avanzar, del mirar y juzgar a aceptar, de pensar que de afuera vendrá la solución a crear instancias optimas de desarrollo, de creerse patito feo a ir hacia los cisnes, de observar la propia vida desde afuera a comprometerse con ella y ser protagonista.
Lic. Melina Dommarco
Te daré algunos ítems para ver si es el momento indicado para empezar; puedes elegir cuál es el motivo con el que más te identificas o crear uno nuevo:
Cuando se hace una re visión de la vida, se quiere hacer algo diferente y no se sabe qué hacer
Cuando se quiere meditar, hacer terapia, teatro, canto y TODO NO ES posible para la persona por sus tiempos o demás cuestiones
Cuando hay necesidad de hacer algo grupal como meditaciones o charlas terapéuticas y no se sabe dónde ir
Cuando se desea explorar el mundo interno
Cuando se aprecia las leyes metafísicas y el poder del pensamiento
Cuando hay una responsabilidad por el generar una realidad diferente y personalizada
Cuando se quieren crear nuevas rutinas, salir de hábitos tóxicos y dar un salto
Cuando se desea explorar la creatividad propia
Cuando se está en proceso de transformación
Cuando se quieren elaborar problemas, situaciones repetitivas y se necesita salir de las mismas.
Por otro lado, me queda decirte la importancia de la OBSERVACIÓN, LA ESCUCHA Y EL CAMINO.
Porque cuando la persona se corre de “lo problemático”, se cansa de ser ella misma víctima y padecer las situaciones hay una gran apertura mental para descubrir el tesoro. La llave de ir hacia adentro, escucharse y tomar lo negativo que nos sucede como punto de partida; eso hace que pueda transformarse e ir hacia la esencia de cada uno. Pasar del no contestar a contestar, del silenciar a hablar, del sufrir a vivir, del tener miedos a avanzar, del mirar y juzgar a aceptar, de pensar que de afuera vendrá la solución a crear instancias optimas de desarrollo, de creerse patito feo a ir hacia los cisnes, de observar la propia vida desde afuera a comprometerse con ella y ser protagonista.
Lic. Melina Dommarco
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