EUTONÍA Y AMOR A UNO MISMO

Amistad incondicional con uno mismo como punto de partida
La amistad incondicional con uno mismo es el punto de partida para la construcción del amor a sí mismo, y éste,  el anclaje para el despliegue personal, en todas las áreas de la vida: pareja, familia, amistad, desarrollo personal y profesional, crecimiento espiritual…Es una práctica cotidiana, que invita a ejercer un modo de estar con uno mismo, tal como acompañaríamos a un amigo querido; tratarse con ternura y compasión, sin críticas despiadadas, sin rencores ni vanidades que distorsionen nuestras verdaderas maravillas…
Hace poco conocí un término proveniente del budismo que sintetiza bellamente este concepto y esta práctica: MAITRI: es el amor compasivo que nos abre el camino, que nos lleva a la alegría, el cual podríamos recorrer con curiosidad de conocernos, suavidad, bondad y apertura… Pema Chodrón, en su libro “La sabiduría de la no-evasión. …” toma y desarrolla este concepto. Allí expresa que una de las fuentes del sufrimiento humano es el “deseo de ser mejores” o de “cambiar”. Y ese “anhelo” conlleva una auto agresión. En vez de intentar cambiar o liberarnos de lo que somos, el camino que ella propone va en otro sentido: es hacernos más conscientes cada vez de lo que somos, de lo que hacemos…Observarnos con claridad y compasión. Así, ver de ese modo aún nuestras zonas más oscuras, nuestras limitaciones, para soltarlas después, sin aferrarnos a ellas. Al observar con suavidad nuestras sensaciones, emociones, sentimientos tal como son ahora, la transformación va sucediendo por sí sola, sin metas, sin prisas.
Es aquí donde creo que el trabajo en eutonía tiene mucho para aportar…La práctica de MAITRI implica como fundamento esencial esa actitud gentil –eutónica!!! –, incluso ante lo que no nos gusta de nosotros mismos o de lo que sentimos…Tenerse paciencia, como la tendríamos con alguien querido (¿Podremos transformarnos en“un ser querido” para nosotros mismos?)…Fortalecer “el yo-observador” propio de la mirada eutónica, cuya característica es la neutralidad, en idéntico sentido en el que hablamos de incondicionalidad, esto es, sin juzgar, con aceptación de lo que es, sin interpretar o rotular…La escucha abierta a uno mismo, la observación de los procesos mentales, de los contenidos internos.
Esa conciencia despierta y alerta que percibe, no ceñida a la mente, sino desde el ser, capturando sensaciones, emociones, sentimientos, intuiciones es la que puede  ayudarnos en esta práctica cotidiana y tal vez, nunca acabada, de la aceptación de uno mismo…Y aceptar, es darse cuenta de lo que es, de lo que sucede, sin negarlo, sin ocultarlo, sin justificarlo. Es la legitimación de lo que se manifiesta, sin disfraces, asumiendo la responsabilidad de lo que somos y lo que sentimos. Y aquí quiero recordar que “respons-abilidad” viene de “responder con habilidad”…Entonces esto implicará hacernos cargo de nosotros mismos,  ELEGIR y actuar en consecuencia, de manera auténtica, en el sentido de que nuestra conducta esté en congruencia con lo que tal vez mecánicamente hubiésemos preferido no ver…Al decir de Jean Paul Sartre, desde el existencialismo, esto es actuar con buena fe, elegir desde la autenticidad del ser, sin mentirse. - De lo contrario, corremos el riesgo de que eso que negamos se exprese sintomáticamente, o bien lo proyectemos en el entorno

¿CÓMO SUCEDE EL CAMBIO? El efecto trasmutador del contacto eutónico con el ser, puede explicarse por el hecho de que vivir con actitud eutónica o en contacto con nuestro ser desde cualquier otra disciplina que ésto proponga, produce paulatinamente, dos efectos descriptos por algunas vertientes de la psicología:

1- AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL: La observación de todo lo que sucede en nuestro interior, sin resistencia, produce una regulación de la psique, y la posibilidad de elección consciente de una conducta integrada y congruente. Dejar ser lo que es internamente, da como resultado un equilibrio emocional, y la perspectiva de actuar con discernimiento, y coherencia.

2- DESIDENTIFICACIÓN: El cese de la lucha interna con lo que somos o lo que sentimos, provoca un aquietamiento, y el hallazgo de un espacio interno que no sufre la conmoción. Observar cada emoción o determinada característica personal, como una parte de todo lo demás que somos, permite despegarnos de aquello en lo que estamos envueltos, no ser sólo eso que sentimos, sino mucho más. Hallar el observador consciente que está detrás de todo lo pasajero nos conecta con el ser más profundo que hay detrás de la diaria agitación.